Sobre TAJO:

“Somos aficionados a la poesía. No somos profesionales. Que eso quede bien claro, pues una buena parte de nuestra crítica es potenciada desde esa perspectiva, desde esos campos abiertos que supone tal condición". (Roberto Bolaño)

martes, diciembre 20, 2011

Instrucciones para besar insomnio durante el mujeres


Instrucciones para besar insomnio durante el mujeres

Entiéndase que cada mujer es un mundo distinto. Cada par de labios es una combinación irrepetible. Ninguna mujer puede tener la misma forma o contextura de labios. Así que cada beso es un acto improvisado, que se vuelve a improvisar dependiendo de los labios, y que se vuelve a reimprovisar dependiendo de la mujer a besar. Pero cuando hay insomnio, no importa nada esta cursilería. Bese; aunque se calme o se predisponga al coito, terminará usted durmiendo como Baudelaire un fin de semana.

El lector puede considerar ciertas pautas basadas en experiencias personales, literarias, oníricas, orgásmicas. Todas heterosexuales. El mismo lector sabrá que las instrucciones no se tomarán como mandatos, sino como planes de emergencia.

1. Límpiese las legañas. A menos que padezca de insomnio diurno, cite a la mujer en las horas más entradas de la noche, cuando las nubes estén pintadas de color cabello peruano. El ambiente será más despejado y, sobre todo, el sudor no recorrerá su frente.

2. Busque el acompañamiento de la luna. No porque las energías cósmicas contribuyan al estímulo carnal, sino porque los rayos lunares disfrazan cualquier imperfección cutánea.

3. Sitúese a dos pasos de la mujer, como si fueran a besarse de puntillas. Éste es un recurso válido en caso de que se perciba alguna tufarada insoportable. Aunque también le permitirá saber quién se acerca más a quién, si usted a la mujer o la mujer a usted. Así podrá darse cuenta de quién está más interesado en compartir saliva.

4. Mírela de frente a los ojos. Si ella le corresponde, luche. Enfrente sus ojos contra los de ella hasta forzarla a parpadear. Entonces, usted dispondrá de doscientas ochenta y seis milésimas de segundo para verificar si ella usa o no rímel, extensiones de pestañas o algún artificio estético desmesurado que a simple vista pasa desapercibido. De ser así, huya en el acto: si la mujer se ha tomado todo ese trabajo cosmético es porque busca una relación duradera. Si usted también busca eso, quédese, quiérala y luego pídale prestadas las pestañas para su propio uso.

5. No le vea los labios hasta que la bese. Por lo general, las mujeres tienden a poner muecas ridículas al momento de recibir un ósculo. Si usted no quiere verle los labios en forma de volcán en erupción o de bomba Hiroshima o de pista limeña, cierre con fuerza los ojos. En este caso, no se preocupe por si se mancha con pintalabios. Las mujeres que se pintan los labios en una cita corta esconden ciertos fines sexuales o efímeros. Nada mejor.

6. Dientes adentro con la lengua atrincherada entre ellos. Un golpe seco de dentaduras sería muy ingrato y altisonante, al igual que un roce inicial de lenguas no hará más que atraparlas y morderlas con los dientes. Será tan doloroso que hasta el llorón de Werther se reirá de usted con grandilocuencia.

7. Si va a respirar, disimule. Un beso no tiene por qué ser una caldead disputa por el oxígeno, además de un molesto resoplido continuo en el maxilar superior. Entiéndase también que el invierno ya duerme bajo la sábana, y que las secreciones nasales resbalan con facilidad, como si quisieran encontrarse unas con otras. Pero ésa no es la finalidad.

8. Que las pasiones no se conviertan en salivas. Un beso tampoco es un enjuague bucal. Recuerde que su acompañante ya se cepilló los dientes. Que su lengua no vuelva a hacerlo. Pero si ambos deciden inundarse de saliva, mande por un tubo este texto y bese lo más ensalivadamente posible. Si hay consenso, ya no entra a tallar la asquerosidad ni el morbo ni cualquier convención humana.

9. No es de mal gusto abrir los ojos durante un beso. No lo tome como un rompimiento de la privacidad, sino como una escapatoria a esa ceguera temporal que es el ósculo.

10. Durante el beso, la mujer deja de ser un par de mejillas suaves, un cuello salado, un par de senos duros, una cintura digna de calibrar, un par de nalgas acorazonadas. La mujer pasa a estar conformada sólo por esas dos almohadillas rosáceas donde bien usted podría dormir y curarse del insomnio si no fuera porque luego empiezan a morderlo, a juguetear e inventar toda laya de artilugios para pedirle más participación en el acto.

11. Si el beso fue tan interesante o adictivo como Sólo para fumadores o un libro escrito por Bryce Echenique estando sobrio, no deje ir a la mujer tan fácilmente, saque una nueva cita con ella y conozca su “consultorio”. Si el beso fue tan asombroso como un follero de Coelho o de Camilo Cruz, despídase en seguida y sin beso de despedida, y piense en los cincos minutos que acaba de perder besando a una mujer de labios insípidos. Piense que hubiera sido más grato y excitante besarse el lado opuesto del codo o besar la perilla de la puerta. Recrimínese e impóngase como castigo una semana completa dedicada al análisis exhaustivo de los mamotretos de Osvaldo Cattone o de los cuentos de García Márquez antes de los 25 años.

12. Por último, fúmese un Marlboro (si puede, un Gauloise o sino un Hamilton) y luego tómese tres pastillas para dormir. ¿Acaso creyó que el beso la va a curar el insomnio? Al contrario, el beso intensificará su vigilia; pero, eso sí, servirá para contrarrestar el poderosos efecto de las tres pastillas para dormir. ¿Y por qué tres? La primera pastilla lo adormecerá por unas nimias dos horas y después usted despertará con más insomnio que al comienzo. La segunda lo laxará por unas cuatro horas más y luego vendrá la misma molestia. Sin embargo, con la tercera pastilla (efecto tripartita) usted no se despertará sino hasta la hora de dormir del día siguiente. Entonces se repetirá el dilema. Así que un beso bastará para mermar el efecto tripartita, con lo cual usted dormirá desde las típicas 7 horas recomendadas por Varguitas hasta las 10 ó 12 horas recomendadas por Bukowski.

Por Joy Godoy

1 comentario:

Anónimo dijo...

Jajaja... Buen texto.... Sesudo y confianzudo... como debe ser siempre un buen texto... Omar